El audiovisual español clama contra el intento de la SGAE de romper el mercado - ASAEX
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El audiovisual español clama contra el intento de la SGAE de romper el mercado

Las polémicas decisiones de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) ya no solo afectan a los miembros de la entidad, sino que ya molestan, y cuánto, a los que han huido de ella. La última medida tomada bajo el mandato de José Miguel Fernández Sastrón, la firma de un preacuerdo con las televisiones, ha hecho saltar las alarmas en todo el sector audiovisual español. ¿El motivo? Que ha pactado unos precios bajísimos por los derechos de emisión de las obras audiovisuales en televisión. Y lo ha hecho, además, con el voto en contra de todo el colegio audiovisual. Todo esto ocurre a tan solo cuatro días de las elecciones de la junta directiva, en las que vuelve a sonar con fuerza del nombre de Teddy Bautista, pendiente de juicio por administración desleal de esta misma entidad.

Esta medida todavía no ha entrado en vigor, pero ya ha puesto de acuerdo al sector audiovisual español, que ha saltado en su contra. Así se muestra en una carta abierta firmada por más de trescientos creadores, entre los que se encuentran nombres como Gracia Querejeta, Alberto Iglesias, Leticia Dolera, Montxo Armendáriz o Javier Olivares, entre otros. Muchos de ellos ni siquiera pertenecen a la SGAE, pero se ven afectados por esos preacuerdos, que podrían romper el mercado: «Si llegan a consumarse –denuncian–, nos abocan a una infravaloración económica de nuestros repertorios, lo cual es muy grave».

Aunque esta infravaloración resulta difícil de medir, estaríamos hablando de casi la mitad de lo que exigían los representantes del audiovisual. «Y las cantidades que pedíamos estaban absolutamente justificadas por los precios que se pagan en Europa y por auditorías externas (…) Lo que se ha pactado son los porcentajes que nos pagaban hace veinte años», explica Julia Altares, opositora a Sastrón y vicepresidenta del colegio audiovisual de la SGAE. Y añade: «Es algo histórico, porque ha puesto de acuerdo a todo el audiovisual español; esta tarifa arrasa a todos los creadores».

Borja Cobeaga, director, guionista y presidente de DAMA (la otra gran gestora de derechos de autor audiovisuales en España), que se ha sumado a la protesta, lo ve así: «Esto supone tirar los precios, y sentaría un precedente terrible. No vamos a permitirlo». De hecho, insiste, si este acuerdo llega a entrar en vigor, no descartan solicitar la mediación del Ministerio de Cultura y Deporte y la denuncia a Competencia. «La SGAE es un camino hacia el abismo, todo lo que está pasando va en contra de los autores y los creadores», decía ayer el ministro José Guirao en el Senado.

Hipotecar el futuro

Esa caída se traduce en porcentajes: los que se cobran de la publicidad de la televisión, que es la forma en la que se negocian estos derechos. Los preacuerdos establecen una cifra por debajo del 0,675%, que es lo que se aplicaba en 2015. En cambio, lo normal es que esa tarifa, aunque varía dependendiendo del canal y sus ingresos, ronde el 1%, según afirma Víctor Romano, director general de DAMA.

Si la SGAE baja el listón hasta ahí, arrastraría al mercado en su conjunto, afectando no solo a los derechos en televisión, sino también a los de las nuevas plataformas. «Hipotecan el futuro de la recaudación por la Remuneración Compensatoria en Televisión, ponen en peligro las negociaciones emprendidas con otras plataformas y usuarios del repertorio audiovisual online», asevera la carta.

Todo esto –la bajada de precios, para ser exactos– se produce en un momento en el que la producción audiovisual está creciendo. El guionista Eduardo Zaramella, que se presenta a las próximas elecciones de la SGAE como parte del colegio audiovisual, resume esta situación en dos datos: España es el cuarto país del mundo que más ficción audiovisual exporta, y el segundo de Europa que más contenidos crea. Sin embargo, dentro de la SGAE este poder no se refleja, y se han votado unos precios con todos los representantes del sector en contra. El drama, sostiene Altares, se resume así: mientras que el creador audiovisual mejor pagado se puede embolsar, como máximo, unos 10.000 euros al año, hay «músicos desconocidos» que llegan a ingresar más de 600.000. Casi nada. La pregunta, claro, es por qué ha ocurrido esto.

«En los últimos tiempos no ha habido una sensibilidad con el audiovisual. Lo que queremos es que se vea reflejada esta importancia en el reparto de derechos», declara Zaramella. Pero en la SGAE la música sigue siendo la reina. «El problema es que hay otros intereses. Lo que nos pagan viene de la publicidad, y la publicidad que da dinero es la del prime time, cuando se emiten las películas y las series, no la de madrugada, cuando se emite la música. Pero luego el audiovisual recibe un porcentaje menor que el de la música», lamenta Altares.

Es el tema de siempre, que ya denunció la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (Cisac) en una auditoría: hay un problema de trazabilidad entre la recaudación y los repartos. En otras palabras: «Entra el dinero y sale el dinero sabe Dios cómo», que llegó a decir el jefe económico de la entidad, ya destituido.

Sin embargo, en este caso, la bajada del porcentaje de los derechos audiovisuales en televisión podría tener una explicación más sencilla, según comentan fuentes del colegio de editores de la SGAE: que las cadenas ya no quieren pagar lo que antaño a la sociedad en cuestión, que en estos últimos años ha perdido el cine americano y el británico de su repertorio, perdiendo, también, fuerza negociadora.

Sea como fuere, la situación se deriva de una gestión desigual, donde la música pesa más que el resto de los contenidos. «Es lo bueno y lo malo de estar en la SGAE. La parte positiva es que es una sociedad que integra a cuatro colegios y tenemos más influencia y fuerza a la hora de negociar con las televisiones o a nivel internacional. Pero la parte negativa es que los intereses de cada colegio no son coincidentes», resume Zaramella. ¿Y con Teddy podría cambiar la cosa? «Bueno, bajo su mandato se trató tan mal al audiovisual que se creó DAMA», remata Altares.

Fuente: www.abc.es

Fotografía: El Confidencial

 

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